Fuente: theclinic.cl
Comencé mi carrera periodística siendo estudiante, durante el gobierno de la Unidad Popular, y recibí mi título cuando la democracia ya había sucumbido tras el cruento golpe militar de Augusto Pinochet. Desde entonces, siempre pensé que mi lugar para aportar al desarrollo de nuestra democracia, y del país en general, era desde el periodismo.
Tuve la suerte de poder ejercer mi profesión en medios que me permitieron amplios grados de libertad, incluso durante dictadura, como “El Diario de Cooperativa”, revista “Hoy” y el diario “La Época”. Al llegar la democracia, tuve el privilegio de dirigir el departamento de Prensa de TVN, en un período donde todo estaba por reconstruirse y, junto a un equipo de periodistas comprometidos con ese momento histórico, recuperamos la credibilidad y la audiencia para el canal público.
En la actual coyuntura histórica, tras el remezón que provocó el estallido social, y que como un terremoto de proporciones echó abajo hasta la Constitución del 80, por primera vez sentí que mi lugar era otro: siendo protagonista y no sólo analista del proceso constituyente.
Me lancé al ruedo con un empuje y una determinación que no sé bien de dónde surgió. Pero aquí estoy, jugando el partido como independiente en una cancha desigual con la que los partidos políticos y sus militantes parecen tener el triunfo asegurado para llegar a la Convención, más allá de la crisis política que tiene su prestigio en el suelo.
El resultado del plebiscito del 25 de octubre fue rotundo: casi el 80% de los votantes aprobaron una nueva Constitución y exigieron que la redactara una constituyente ciento por ciento electa. Ese resultado cambió el estado de ánimo general, a pesar de encierro y los problemas inherentes al Covid-19.
Los acuerdos políticos incluían expresamente la participación de independientes y escaños reservados para los pueblos originarios. Ambos asuntos se entramparon durante meses en las discusiones parlamentarias. Finalmente, al borde de los plazos fatales, las leyes aprobadas dejaron más frustración que esperanza en ambos grupos.
En lo personal, me afecta la situación de los independientes. Desde que anuncié mi candidatura, empecé a caminar junto al movimiento Independientes No Neutrales, un grupo muy diverso de profesionales, dirigentes sociales y comunales, integrantes de distintas ONG, ciudadanas y ciudadanos de diferentes regiones, que quieren aportar a este proceso.
Con un entusiasmo que no veía desde el épico plebiscito de 1988, el movimiento fue creciendo y se fueron sumando precandidaturas y voluntarios. A poco andar, fueron miles los adherentes, cientos los voluntarios activos y 112 candidat@s en 27 distritos.
El trabajo -siempre colaborativo- ha sido arduo. Primero, para establecer los principios y lineamientos básicos de www.independientesnoneutrales.cl , y luego para reunir las firmas que requieren las candidaturas para hacerse realidad. En los distritos más pequeños, un independiente requiere un mínimo de 300 firmas; en uno de los grandes, se debe contar con casi mil. No es fácil. Es lento. Y el tiempo, que dejó el atraso de la ley que reguló la participación de independientes, no sólo ha sido escaso (apenas un mes) sino que se encogió con las fiestas de fin de año.
En este contexto, cientos de independientes buscan inscribir sus candidaturas, recolectando firmas de manera frenética. El 11 de enero, es el plazo fatal para llegar a la papeleta e iniciar la campaña electoral propiamente tal. Es casi un imposible, que los independientes buscamos romper y hacer realidad.
La ciudadanía anhela una constituyente diversa que no sea elegida íntegramente por los partidos políticos. Eso sólo es posible si los independientes logran sumar las firmas que necesitan. En dos semanas, alrededor de 40 mil personas patrocinaron algún precandidato. Pero no es suficiente. Se requiere un apoyo muchísimo más masivo. El trámite puede hacerse desde un computador o un teléfono celular en posición horizontal, basta entrar a https:patrocinantes.servel.cl y automáticamente esta plataforma despliega las candidaturas de su comuna.
El partido se está jugando ahora, antes del 11 de enero. Quienes votaron por una Convención Constitucional ciento por ciento electa, deben movilizarse ahora, apoyando a su candidato. Luego será tarde. Y ya no habrá nada que hacer para el candidato que le gustaba esté en el voto.
“En dos semanas, alrededor de 40 mil personas patrocinaron algún precandidato. Pero no es suficiente. Se requiere un apoyo muchísimo más masivo”.